Cuándo dejar que mi hijo se dé de alta en redes sociales

Cuando dejar que mi hijo se dé de alta en redes sociales

Es un tema recurrente como el de las contraseñas (ya hablaremos de esas, ya): menores y redes sociales… ¿puedo dejar que mi hijo se dé de alta en redes sociales?. En muchas ocasiones, tanto amigos como padres del colegio de mis hijos, me preguntan qué precauciones tomar y qué medidas de seguridad aplicar para que sus hijos se den de alta en alguna de las redes sociales, siendo la red ‘trending’ estos días https://www.instagram.com/.

No hace falta decir que antes de darnos de alta en la red social de turno, deberíamos leer la política de privacidad para saber qué van a hacer con nuestros datos, con las fotos que subamos, si vamos a recibir publicidad, etc. Sí, la política de privacidad es esa página que ni siquiera leímos cuando nosotros nos dimos de alta hace unos años, lo malo es que algunas redes saben que no vamos a leer esta página. Vamos a apuntarnos el primer fail. Relacionado con esto, os voy a contar un chascarrillo: hace unos años, una chica publicó una foto de una mariposa en su cuenta de flickr. A una empresa de camisetas le gustó esta foto, hizo camisetas con la foto de la mariposa y las camisetas se vendieron razonablemente bien. Cuando la chica se enteró, llamó muy enfadada a la empresa de camisetas y ésta le explicó que ellos habían comprado LEGALMENTE la foto al Señor Flickr, ya que cuando subió la foto a flickr, no modificó las opciones por defecto de licencia y propietario de la foto, por lo que el propietario de la misma pasó a ser flickr… y nuestra amiga no vio un duro euro de las camisetas ni de la venta de su foto. Así que vamos a leernos las condiciones de privacidad antes de darnos de alta, vale?

Edad mínima

La mayoría de las redes sociales nos piden algunos datos personales para darnos de alta tales como nombre, apellidos, edad, etc. Como esos datos son datos de carácter personal, están protegidos por la legislación española en nuestro caso (por ser ciudadanos españoles), en concreto en el artículo 13 del Real Decreto 1720/2007, de 21 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento de desarrollo de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de protección de datos de carácter personal. En este artículo se indica que para poder ceder nuestros datos personales, tenemos que tener más de 14 años o de lo contrario necesitaremos un consentimiento paterno (o materno, que hoy en día hay que andar con pies de plomo). El mismo Real Decreto explica en el artículo 15 cómo debe ser este consentimiento paterno/materno… y no, no vale con decirle ‘sí cariño, claro que puedes darte de alta, pero cuidado con quien hablas por ahí

Esto sucede con la legislación actual… pero en unos meses tendremos el nuevo Reglamento europeo de Protección de Datos, que será de obligatorio cumplimiento el 25 de mayo de 2018… y que nos hará esperar hasta los 16 años para poder ceder nuestros datos. Eso es, necesitaremos tener la misma edad que es necesaria actualmente para poder incorporarse al mercado laboral o para poder conducir una moto de hasta 125 cc (A1).

No obstante, si entramos en los Términos de uso de Instagram, veremos que indican que la edad mínima son 13 años… y sí, efectivamente es así en algunos países, pero nuestra legislación nos obliga a esperar a los 14, por lo que nos toca esperar un año más que nuestra amiga la de Nueva York que conocimos el verano pasado en Jávea.

¿Qué pasa con el resto de redes sociales? Pues más o menos siguen la misma línea. Por ejemplo, Facebook mantiene la misma política ya que Instagram es parte de Facebook. Con WhatsApp nos sucede lo mismo… como fue comprada por Facebook hace unos años, tienes que ser mayor de 14 años para poder utilizarlo (https://www.whatsapp.com/legal/?l=es#terms-of-service). En LinkedIn, la edad mínima es de 16 años (https://www.linkedin.com/legal/user-agreement?_l=es_ES, aunque dado que LinkedIn es una red profesional, seguramente nuestro hijo no estará demasiado interesado en compartir su currículum diciendo que es cinturón amarillo-naranja en Judo o que toca la flauta como los mismísimos ángeles.

Google por su parte explica cómo esta edad puede cambiar en algunos países y cómo algunos de sus servicios requieren ser mayor de edad. Recordad que un móvil con Android requiere de una cuenta de Google para funcionar, aunque si necesitamos que nuestro hijo disponga de un móvil y no tiene la edad necesaria, siempre podemos ponerle nuestra propia cuenta para poder utilizar el teléfono:

Una vez llegados a este punto, tenemos un dilema moral. Si nuestro hijo se da de alta por sí mismo mintiendo en su edad, está incurriendo en un delito de falsedad, lo cual está muy feo… y si le damos de alta nosotros, le estamos enseñando que algunas veces se puede mentir y no pasa nada… lo que también está muy feo. Y sí, seguramente otros niños de su clase ya tengan móvil, WhatsApp o Instagram e incluso estén dados de alta en Tinder (si no sabéis qué es Tinder podéis mirar en la página web, sólo abrir la página web no cuenta como infidelidad), pero si los otros niños se tiran por un barranco vamos a dejar que nuestro hijo lo haga? 😀 pues eso.

Hay algún caso excepcional como el de Twitter, ya que durante el registro no pregunta la edad que tienes. No obstante, dispone de una guía para padres https://support.twitter.com/articles/20169210# con algunas recomendaciones a tener en cuenta antes de utilizar su red social (pública, por cierto, todo lo que publiquemos será visible para todos los usuarios… y lo que los otros usuarios publiquen, también… sea lo que sea. Sí, lo que sea). Y eso nos lleva al siguiente punto.

¿Qué va a hacer la red social con nuestros datos, nuestros comentarios y nuestras fotografías?

Y algunos pensareis ‘¿en serio? ¿dices que la red social va a hacer algo con mis datos más allá de darme acceso mediante una cuenta?‘ pues sí, normalmente serán cedidos a otras empresas del grupo o a otros usuarios con fines publicitarios y de marketing. En otros, serán cedidos con fines meramente estadísticos para mejorar el servicio. En otros casos, se venderán las direcciones de correo electrónico al mejor postor para envío de publicidad. Pero puedes estar seguro de que se van a ceder estos datos ya que es la forma de mantener toda la infraestructura que necesita una red social. Simplemente hay que tenerlo en cuenta, no nos vaya a pasar como a la chica de la mariposa.

¿Qué es lo que va a ver mi hijo?

Otro de los puntos que se pueden leer en los Términos de uso de Instagram, es que no debes postear contenido violento, desnudos, desnudos parciales, discriminatorios, ilegales, pornográficos o sexualmente sugerentes (no han visto las cuentas de los de Mujeres y Hombres y Viceversa, porque vaya tela: Instagram de Samira Jalil, Instagram de Oriana Marzoli, Instagram de Ana Isabel,…). Esto no significa que no lo puedas hacer, simplemente que no deberías, por lo que el contenido existe en la red. ¿Queremos que nuestro hijo esté expuesto a este tipo de contenidos? Seguramente no, pero una vez que se registre en la red nada le impide buscarlo en el propio buscador de la aplicación.

En Youtube por ejemplo sí que podemos limitar el tipo de contenido que queremos ver (https://www.youtube.com/account) pero en otras redes sociales como las comentadas anteriormente no es posible filtrar por tipo de contenido.

Educar antes que bloquear

Lo que está claro es que una vez que nuestro hijo se registre en la red social correspondiente, va a ser difícil seguirle la pista, por lo que podemos hacer dos cosas… bloquear contenidos, cuentas y canales inapropiados (lo cual es bastante complicado de mantener y si nuestro hijo realmente tiene interés buscará la forma de saltárselo) o bien EDUCAR sobre los peligros o los contenidos que se puede encontrar. Hace unos meses di una charla sobre esto en un colegio y les explicaba a los alumnos que normalmente sus padres les dejarán andar solos por la calle, no hace falta ir de la mano… pero ¿qué pasa si llegan a un callejón oscuro? Pues que sentirán que esa calle no es segura e irán cuatro pasos atrás para buscar a sus padres y pasar juntos por ahí. Con las redes sociales pasa más o menos lo mismo, tenemos que explicarles que si encuentran algo que les haga sentir mal, que les de miedo, o que simplemente crean que no está bien, deben buscar nuestra ayuda y consejo. Debemos explicarles cuánto rato deben pasar en la red social y qué tipo de información compartir para no dañar su reputación y para utilizar la red de forma adecuada. Debemos enseñarles a respetar ante todo, y por supuesto a evitar y saber detectar el acoso de cualquier tipo. Debemos repetirles lo que les hemos dicho de pequeños en la calle: no se debe hablar con extraños. Y sobre todo tenemos que educarles sobre la desconfianza, la alerta y la protección como principios básicos.

Transparencia… pero de la de verdad, no como la de los partidos políticos

Una de las medidas de precaución que tengo yo con mis hijos es que ellos no conocen sus contraseñas. Con esto evitamos que pongan contraseñas débiles que permitan a los malotes acceder a su cuenta después de probar un par de veces (mi hijo mayor siempre pone nombre de youtubers que le gustan o futbolistas) y que sean víctimas de algún tipo de engaño para ceder la contraseña. Además de esto, nos aseguramos que si en algún momento tenemos que revisar el contenido, conversaciones o fotos subidas a la red social, podemos hacerlo. Personalmente no soy partidario de este tipo de accesos, creo que vulneran su privacidad e intimidad (y me recuerda a cuando mi madre miraba los bolsillos de mis vaqueros con la excusa de meterlos en la lavadora… cuando yo era perfectamente capaz de llevarlos hasta la lavadora ya revisados!)… pero es probable que, al menos al principio, queramos asegurarnos del uso que se está haciendo de la red social.

Y protección ‘de padre’

Debemos conseguir que nuestros hijos confíen en nosotros, de lo contrario no nos van a querer contar lo que se encuentren en las redes sociales. Exactamente igual que nos contarían un problema en el patio del colegio o un compañero que se burla de ellos. No, no es nada fácil, aunque seguramente todos pensamos que este punto lo tenemos más que superado, pero debemos alcanzar un punto medio entre la privacidad, la intimidad y la confianza.

Por desgracia, a veces en las redes sociales la gente no es quien dice ser.

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